jueves, mayo 18, 2006

El Sindrome del Terruño Querido

Un día me dijo un tipo que no entendía como me había cambiado de ciudad y había emigrado a Cd. Victoria. Le parecía terrible que yo hubiera dejado mi familia y mi lugar de nacimiento para venirme a vivir acá. Me aseguró, con la pendejez que solo se puede tener cuando se tiene una visión del mundo muy restringida y tan poca madurez de esa que solo se obtiene con los golpes de la vida, que él "Nunca se va a ir de Victoria". Que chido no? le dije la gente no emigra porque quiere para nadie es fácil dejar una vida detrás pero todos los que nos vamos, nos vamos buscando algo tan fuerte o tan importante que no tenemos en el lugar donde vivimos. Puede ser dinero, mejores trabajos, comenzar una nueva vida, experimentar vivir en una cultura distinta... etc. Cada quien tendrá su propia versión de porqué emigramos.

Pero en un mundo como este de la "aldea Global" de Mcluhan, siempre me he sentido que soy ciudadana del mundo y como dice mi amigo Edgar, uno a final de cuentas es de donde quiere ser. Las nacionalidades, las identidades las forjan las personas a lo largo de la vida. En los países del primer mundo los cambios de lugares de residencia son muy comunes, dificilmente una persona en los Estados Unidos, vivirá toda su vida en un mismo lugar. Las personas cambian de lugar como tantas nuevas oportunidades hay. Y no tienen ese aferramiento que tenemos nosotros de quedarnos toda la vida en el mismo lugar.

Sin embargo, a pesar de que en mi vida he cambiado de lugar de residencia varias veces, y que además todas las veces que lo he hecho he encontrado lo que estaba buscando ( aunque suene a canción de U2). De pronto me doy cuenta, que parece que tengo el sindrome del terruño querido. Dejame decirte en que consiste.

Estoy plenamente consciente que en mi trabajo ya di lo que tenía que dar. Mis posibilidades de crecimiento son mínimas, avanzar se deberá a causas meramente fortuitas, que llegue un amigo o amiga algún puesto picudon y que además no se maree de poder, como a otros amigos que llegaron y se olvidaron, etc. etc. etc. En una institución como la mía en donde tienen más valor las relaciones (de todo tipo) sobre el trabajo , la preparación y eficiencia, pues la verdad yo las llevo de perder. A qui viene el sindrome, a pesar de que sé eso, de pronto me encuentro a mi misma diciendo que tengo un buen trabajo, que no me puedo quejar y que puedo vivir toda la vida asi...... What??? porque lo hago pues es el sindrome.

Mi vida social se restringe cada vez más y aunque tengo buenas amigas y amigos, cada vez más me encuentro llorando las peliculas más patéticas un sábado en la noche. Estoy consciente que en este lugar no encajo. Sin embargo, lo asumo y acepto mi condición.... no soy yo es el sindrome que me ataca.

Volteo a mi alrededor y crítico a todos los que sin tener los compromisos de hijos como yo, se quedan aquí varados, cuando su gran potencialidad no es ni siquiera considerado aquí. Cuando lo hago me disculpo a mi misma y digo lo hago por mis hijos. No quiero desestabilizarlos. Pinche sindrome.

En conclusión este sindrome lo que hace, es absorverte la energía, llenarte de miedos y provocarte un terrible conformismo. Te nubla la visión y no te deja ver que las posibilidades de que a uno le vaya bien son mayores porque peores a como estan ya no puede ser. Te envuelve en un ambiente de rutina complicada del cual nunca tienes tiempo para buscar o para pensar en irte. Eso no es todo, el sindrome te hace creer que aquí nunca estarás solo que tu familia y tus amigos, todo lo que tienes esta aquí, cuando en la realidad es que ninguna de esas personas disminuye la terrrible soledad que se siente.

A mi ya me atacó pero no lo dejaré crecer, todo en la vida son ciclos y etapas que hay que cerrar para poder avanzar. Y yo ya quiero ir en busca de mi paraíso perdido, aunque como dice Vargas Llosa ese esta dentro de cada uno. Estoy segura que mi paraiso interior no puede ser encontrado aquí.

1 comentario:

Lorena Illoldi dijo...

Todo parece indicar que tienes que emigrar. Y los hijos nunca serán pretextos para hacerlo o no , al contrario, deberían ser tu mejor motor para tomar decisiones referentes al cambio. Te asombrarías tanto de la capacidad de adaptación de los niños y de lo felices que son al ver felices a sus madres... un abrazo, la illoldi