viernes, marzo 26, 2010

historias de psicosis inverosímiles I

Las Cruces Malditas o Marcados Para El Próximo Ataque

A la falta de información oficial, los rumores se han adueñado de nuestras vidas. Y esos rumores a su vez han generado una psicosis colectiva que se alimenta de los comentarios que circulan en las oficinas en los centros de trabajo en las escuelas y en la red. Algunos son tan curiosos que me daré de compartir algunos.
Historia I
La semana comenzó con un rumor sobre una narcomanta que supuestamente decía que por cada uno de los que agarraran secuestrarían 10 niños y que tomarían las escuelas. Esa historia corrió como fuego en paja seca. La rectoría de la universidad estatal se encuentra en la plaza en el corazón del centro de Cd. Victoria. Alguien caminando se percató que un día aparecieron una cruces de cinta canela en el piso de la plaza. Y alguien supuso que esas cruces debían de ser marcas que los malos habían puesto para marcar los lugares que iban hacer atacados. El rumor corrió generando conmoción entre todas y todos los trabajadores de la universidad. Algunos querían abandonar sus lugares de trabajo, se mostraban nerviosos y durante la mañana nadie habló más que de eso.
Mientras el miedo y el terror se apoderaba de todos, llegó al origen real de esas cruces. Sucede que frente al edificio de rectoría se encuentra una iglesia y durante el fin de semana, los feligreses tuvieron un ensayo de lo que será el viacrucis viviente que se realizará durante la semana santa. Razón por la cual utilizaron cinta canela para marcar con una cruz cada una de las estaciones del viacrucis.
¿Será realmente que los que se andan peleando por la calle señalen los lugares de sus ataques? O ¿será que la gente es tan pendeja que se cree todo lo que le dicen, lo toma como verdadero y lo difunde con vehemencia?
Uds. Decidan

viernes, marzo 12, 2010

Tiempos de guerra

Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después.
Sun Tzu “el arte de la guerra”.

Soy fan de las películas de guerra, las de Vietnam, de Hitler, el desembarco en Normandía, las de la primera guerra mundial, obvio me gustan no por la violencia si no aquellas que captan la esencia del ser humano dentro de una sociedad fracasada y deteriorada, Casablanca, Lista de Schindler, Apocalipsis, El Pianista, sólo por mencionar algunas puesto que la lista es muy larga.
Algo que siempre me he preguntado es como se vive en una guerra, cómo el ser humano se sobrepone a la tragedia en un sentido de supervivencia por el cual se intenta darle continuidad a la vida cotidiana.
Ayer viaje por carretera, retenes convoy de carros militares de soldados de marinos, encontrarnos al ejercito en las calles de nuestras ciudades, esto es un hecho que se ha convertido en algo normal; pero ayer reflexionando de pronto me sentí como si estuviera en una de esas películas que he visto.
Pero a diferencias de todas las guerras, en esta guerra, NO conocemos a nuestro enemigo, no tiene uniforme ni hablan un idioma distinto, no se defienden derechos, ni es para derrocar a dictadores, no tiene como fin el bien común, ni la defensa de la soberanía. Ninguna guerra beneficia a nadie, pero las guerras en muchas ocasiones han permitido mejorar a las sociedades, La revolución francesa instauró un nuevo sistema político, la segunda guerra mundial permitió detener a un loco al frente de una nación aun Vietnam tenía como pretexto detener el avance comunista.
Esta guerra no es mia ni de mi sociedad, no nos beneficia a nadie ni me llena de esperanza que ganándola estaremos mejor. De hecho, no se ganará porque el enemigo esta tan dentro de nuestra sociedad que nunca sabremos realmente quién es.
Mientras tanto me resisto ajustar mi vida a los tiempos de guerra, me resisto a cambiar mi modo de vida y a vivir con miedo e incertidumbre. Me resisto a sentir que estamos en medio de una confrontación armada y que no hay un ejercito ni aliados que vendrán a rescatarnos. Me resisto aprender a vivir con ésto y a perder mi capacidad de asombro. Algo tenemos que hacer porque nadie hará por nosotros lo que nosotros no hacemos por nosotros mismos.